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Por mucho tiempo a título personal he estado siguiendo algo que me parece lógico y es cómo nuestra composición genética pudiera influenciar nuestro comportamiento. Es un campo de la ciencia y medicina que está todavía desarrollándose bastante donde la interconexión entre variables para determinar el efecto de una u otra predisposición está siendo estudiada.

Hay múltiples servicios que ofrecen interpretaciones con diferentes enfoques y los doctores siguen realizando avances. Mi posición al respecto es que la información que podemos obtener no está de más y que incorporarla a nuestro sistema de toma de decisiones puede resultar positivo.

Esta semana en Scientific American me topé con este artículo: https://www.scientificamerican.com/article/crave-sugar-maybe-its-in-your-genes/

Lo que me llamó la atención fue:

  1. En un estudio de 6,500 personas de nacionalidad Danesa, quienes estaban participando en un estudio a largo plazo relacionado con salud cardiovascular, quienes poseen una de dos variantes específicas del gen FGF21 tenían 20% más probabilidad de buscar y disfrutar sustancias azucaradas.
  2. En adición a la leptina, la hormona que controla el FGF21 juega un rol en el sentido de saciedad por lo que el hígado puede estar jugando un papel en los hábitos de merienda o snacking.
  3. Los doctores encontraron un vínculo menos fuerte entre esas mismas variantes y un mayor consumo de alcohol y/o cigarrillos.
  4. Lo más interesante y contradictorio ( y que todavía seguirán trabajando en tratar de responder ) es que quienes poseen una de estas dos variantes del FGG21 a pesar de tener predilección por alimentos azucarados, tienden a tener un índice de BMI menor.